Ciudad Madera, la vía más corta al pasado en Chihuahua

«…Salimos de una región sólo atravesada entonces por pocos aventureros… no obstante haber sido ocupada alguna vez por un pueblo floreciente, de cultura igual a la de los actuales indios de Los Pueblos, y desaparecida no sabemos cuantos siglos hace…» Carl Lumholtz, que visitó la región en 1892.

Ubicada en el corazón de la Sierra Madre Occidental o Sierra Tarahumara, la ciudad de Madera, es una de las regiones montañosas con mayor riqueza maderera y vestigios arqueológicos del estado de Chihuahua. El municipio de Madera, que colinda al norte con Casas Grandes y al oeste con el estado de Sonora, tiene más de 30 sitios de interés turístico, entre los que destacan vestigios arqueológicos como Cuarenta Casas, Rancherías, el Conjunto Huápoca y Cueva Grande; los puentes colgantes de Sírupa y Huápoca; los ríos Papigochi, Chico y Negro; las presas Peñitas, La Tres y La Norteña; los balnearios de aguas termales de Huápoca y Sírupa, así como incontables cañadas, mesetas y planicies, que lucen impresionantes barrancas y acantilados.

Esta región, que ocupa una extensa superficie en el oeste del estado, estuvo habitada por hábiles constructores de “casas acantilado” durante más de 1,500 años. Utilizaron las cavidades naturales con fines habitacionales, productivos y rituales; sus viviendas fueron construidas en estas cuevas, desde el nivel del suelo hasta alturas de cientos de metros en cuevas someras y profundas, creando algunos de los paisajes más impresionantes.

Se presume que eran nómadas recolectores de plantas y frutos silvestres, que se alimentaban de venados, conejos, jabalíes y guajolotes, de los que también aprovechaban las pieles y plumas. Estos cazadores recolectores poco a poco modificaron su estilo de vida (hacia el año 1,000 a.C.), y comenzaron a cultivar maíz, frijol y calabaza, para así establecerse en sus casas en cuevas.

Rancherías, Huápoca y Cuarenta Casas

En los últimos días de otoño, las hojas de los Ailes o Maples, se han tornado totalmente rojas y amarillas, y sólo algunos árboles están libres de follaje o lucen brotes tiernos verdosos. En compañía del magnífico guía local, Saúl Torres, caminamos bordeando el arroyo La Chinaca, poco después de pasar la antigua misión de Sírupa. Atrás dejamos al río Papigochi, un curso de agua emblemático de esta región ubicada en el extremo oeste del estado. El trayecto es sinuoso y avanzamos en fila india cerca del agua, en algunos trechos pasamos sobre enormes rocas, en otros junto a pequeños acantilados, y a veces bajo inmensas paredes pétreas rojizas. El recorrido desde Madera, de 30 km. de terracería, lo hicimos en auto y después caminamos más de 2 horas para llegar hasta la Zona Arqueológica de Rancherías.

Este imponente sitio, restaurado por personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia-INAH, está rodeado por frondosa vegetación y enorme paredes verticales que alcanzan más de 100 m. de altura. Es un ambiente que impresiona por su belleza natural y por su aislamiento, lejano a cualquier lugar habitado. Sin embargo, según reportes del INAH, la región posee más de 150 sitios que incluyen casas acantilados, cuevas sagradas, silos para cereales, atalayas o puestos de vigilancia, represas, trincheras o terrazas para cultivo y hasta pinturas rupestres. Todo un municipio para realizar actividades de ecoturismo, turismo cinegético, kayac, descenso en río, rappel, campamento, senderismo, observación de aves, pesca y mucho más.

Por otro camino, por el oeste de Madera llegamos a la Barranca de Huápoca, que posee diversos vestigios arqueológicos en el conjunto del mismo nombre. Aquí un sendero amplio comunica con varias casas acantilado: primero, en la parte más elevada, está la Atalaya, desde donde apreciamos las construcciones del Nido del Águila, que en su parte posterior tiene como complemento a la cueva de El Mirador; casi 1 km. adelante, llegamos hasta la Cueva de la Serpiente, ubicada en medio de un acantilado. Todos los sitios son visibles a la distancia y para muchos es mejor admirar su perfección y belleza desde lejos, pues bajar y subir requiere hasta de 2 horas. Pocos km. después están las aguas termales del balneario Huápoca, junto al río Papigochi, que aquí luce un antiguo puente colgante, que permite llegar al imponente sitio de Cueva Grande.

Al norte de Madera, a 10 km. se encuentra la presa Peñitas, que cuenta con cabañas y zonas de acampar. Más al norte está la zona arqueológica más conocida, Las Cuarenta Casas, un sitio de fácil acceso al que se llega por un sendero entre pinos; poco después está el Arroyo Garabato, que se cruza por un puente para llegar a la cueva Las Ventanas. Así, encontramos que la región posee sitios de enorme importancia como El Embudo, de difícil acceso, pero único en su género por formar lo que podría llamarse un «pueblo acantilado». Otros atractivos son la población de Largo Maderal a 74 km. y 10 km. adelante el Centro Recreativo La Manga, que tiene cabañas familiares y una gran producción de truchas arcoiris, introducidas en Madera hace 30 años por un pionero, el biólogo Martín R. Espinosa, hoy conocido como «Señor Trucha».

Zona arqueológica Las Cuarenta Casas

Durante estos recorridos, pudimos admirar las antiguas construcciones de la llamada Cultura Paquimé, Casas Grandes, Mogollón y de muchas otras maneras; encontramos que, son conjuntos habitacionales de adobe construidos en amplias cavidades en medio de los acantilados en lugares prácticamente inaccesibles. Se trata de casas con gruesos muros de barro vaciados en moldes y apisonados, revestidos con barro y con alturas de 2 m. en hileras y de varios pisos de altura. Así, desde el año 1958 y a partir del 2000, el INAH intensificó sus trabajos de investigación y conservación de las zonas arqueológicas, y han inventariado más de 150 sitios, donde encontraron que casi la mitad de ellos estaban destruidos por el tiempo, por saqueo y el vandalismo.

Madera, además de sus imponentes «casas acantilado», ofrece facilidades para desarrollar el ecoturismo y los deportes de aventura. Aquí, los recorridos son en ambientes naturales totalmente salvajes, donde se respira el aroma de los pinos y las hierbas aromáticas, se camina por senderos que se pierden en la distancia, sin construcciones modernas en decenas de kilómetros a la redonda. Al final, lo ideal es disfrutar una carne asada del afamado ganado Cara Blanca (Angus), un queso ranchero o una trucha rellena, con una copa de Sotol: un elixir de tradición remota. Esta experiencia te atraerá hasta esta tierra maravillosa, para admirar el testimonio arqueológico de grandes constructores y creadores de una cultura del trabajo y respeto por la naturaleza.

Cueva de Las Cuarenta Casas
Cueva de Las Cuarenta Casas

Madera en datos

Para llegar, se parte desde la ciudad de Chihuahua, recorriendo 276 Km. por la carretera # 16 a Cd. Cuauhtémoc y Cd. Guerrero. Para visitar Madera, se recomiendan zapatos cómodos, ropa fresca y sombrero o cachucha, además de llevar bloqueador solar, agua para beber y cámara fotográfica.

Se recomienda no tirar basura, seguir las instrucciones del guía, no colectar nada, no tocar las estructuras y evitar salirse de caminos y senderos, para disfrutar al máximo de esta experiencia.

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