Cuetzalan

Bruma mágica y tierra subterránea.

Cuetzalan.
Cuetzalan

Viajar por las calles brumosas de la citadina Cuetzalan y hacer planes para recorrer las grutas permitidas del municipio, son sin duda interesantes opciones de recreación y conocimiento que se deben tener al menos una vez en la vida.

Saber por ejemplo que Cuetzalan significa en náhuatl «quetzalli» (lugar donde abundan los quetzales), nos permite remontarnos a la época en que fue un pueblo que tributó a los mexicas.

Cuetzalan está a 174 km. al noroeste de la ciudad de Puebla y a 85 km. al este de Zacatlán de las Manzanas, accediendo por la carretera 129.

A vista de pájaro, Cuetzalan del Progreso puede observarse situado en la parte baja de la Sierra Norte de Puebla, sobre la zona de declive del Golfo de México a 980 metros sobre el nivel del mar.

El paseante de esta enigmática zona soporta con agrado un clima tropical húmedo por observar su vegetación exuberante.

Para los amantes de los deportes extremos, Cuetzalan es una buena opción para rafting en ríos impetuosos que desembocan en el Golfo de México.

La típica flora del lugar está compuesta básicamente de cedro, caoba, carboncillo, aguacate meco y ocote, así como orquídeas, alcatraces, azalias y hortensias, mientras que la fauna consiste en diversas aves canoras, roedores, reptiles y mamíferos como: tlacuache, armadillo, zorra, perro de agua y cacomixtle, entre otros.

Un turista inquieto debe saber que al colapsar la cercana zona arqueológica de El Tajín en el Totonicapán veracruzano, repercutió también en el éxodo de los habitantes de la actual zona arqueológica de Yohualichan.

Las páginas de la historia nos señalan que Cuetzalan sufrió de invasiones de grupos chichimecos y del avasallamiento de los mexicas desde 1475, situación que los obligó a tributarles con codiciadas plumas de quetzal, mantas, maíz y legumbres.

El turista, al dar vuelta a la hoja del capítulo colonial, sabrá que en ese período Cuetzalan formó parte de la encomienda de Jacinto Portillo, abarcando desde Hueytlalpan hasta Tlatlauquitepec, mencionándose con el nombre de Quetzalcóatl hasta 1555 en que se le conoce como San Francisco Quetzalan; posteriormente en el siglo XVII sería nombrado corregimiento de San Juan de los Llanos, perteneciendo territorialmente al antiguo distrito de Zacapoaxtla.

Avanzando en el paso de la historia, en 1863 es renombrado Cuetzalan, hasta que en 1895 al erigirse como municipio libre recibe el nombre de Villa de Cuetzalan del Progreso. Para este período se habían establecido por primera vez familias mestizas en el territorio de los indios macehuales.

Un dato histórico es la actuación valerosa de los indígenas cuetzaltecas y zacapoaxtlas durante los ataques militares en las batallas de los cerros de Loreto y Guadalupe en 1862, durante la Intervención Francesa.

En 1986 Cuetzalan alcanzó la categoría de ciudad y en 2002 se le declaró integrada al programa «Pueblos Mágicos».

La economía descansa en el cultivo del café de alta calidad y la actividad turística, por su riqueza natural y cultural.

La parroquia de San Francisco

Data de 1790 con sucesivas adecuaciones hasta 1942; desde 1902 cuenta con una planta basilical con un remate de artesonado de yeso en la nave central de excelente acabado. En los muros laterales se observan relieves con la vida de Cristo y a los lados del altar mayor se ostenta dentro de grandes marcos el “Cántico del Hermano Sol”; cuenta con una torre reloj de estilo ecléctico que es la más alta del estado. Adosada a la parroquia se cuenta con la Capilla de la Purísima Concepción o Iglesia de la Conchita desde 1913.

Iglesia de los Jarritos o santuario de Guadalupe

Su estilo barroco con reminiscencias neogóticas data de 1889 y se consagró en 1894. Su alta y esbelta torre tiene hilados de jarros de barro, cuidadosamente ensartados y por este detalle, se le conoce popularmente como a la “La iglesia de los jarritos”. Su púlpito está tallado en finas maderas y es rematado por una pintura de la Virgen de Guadalupe al centro.

El palacio municipal

A la vista se observa una arquitectura civil de estilo neoclásico rústico; su fábrica inicia en 1939 y culmina en 1941. Está rematado con una réplica de la escultura del Emperador Cuauhtémoc, de Isauro Bazán, que se encuentra en el Paseo de la Reforma e Insurgentes de la ciudad de México, causando un collage de arquitectura occidental clásica con presencia indígena de la época del contacto de dos mundos.

No muy lejos del centro de la ciudad de Cuetzalan podemos visitar:

Zona arqueológica de Yohualichan. Eslabón prehispánico importante por ser una edificación de la época de El Tajín, su ciudad gemela en Veracruz, a 7 kms. al este de Cuetzalan.

Museo etnográfico Calmahuistic. Exhibición de objetos típicos regionales, trajes de uso cotidiano, fotos, documentos, artesanías y telares y piezas arqueológicas del sitio de Yohualichan.

Jardín botánico «Calatepec». La Señora Cristina García se ha dado a la tarea de reproducir y conservar especies de flora de la zona en este jardín, preservando actualmente 16 especies de orquídeas de la zona y otras 8 más que ha traído de otros lugares.

San Andrés Tzicuilan. En esta localidad existen numerosas caídas de agua como Las Brisas, Atitepetl , El Salto, Las Hamacas y La Atapatahua. Se ubica a 5 km de Cuetzalan.

Pozas y grutas

Cercano también encontramos un amplio sistema de cavernas, destacando la gruta del Chivostoc o del Amocuali (Del Diablo), y la de Ampolihui; estos sistemas son atractivos para la espeleología. Destacan además los sistemas de grutas de Las Brisas, El Salto y el Cuichatl. En Cuetzalan existe el sistema de cuevas secas más grande de América Latina, con ríos subterráneos.

Las principales entradas a las fascinantes grutas se dan en las Cuevas de Alpazat y Secán, en Caxhuacan, pero aquí es momento de advertir a los turistas apenas iniciados en el gusto espeleológico que no deben adentrarse solos por seguridad, ya que exigen de información, ayuda técnica y preparación física.

Los interesados deben acudir al Ayuntamiento para solicitar información y permiso para la espeleología, pudiendo así ser auxiliados en caso necesario.

Danzas y bailables

Los turistas pueden optar por ser testigos de una de las tradiciones típicas de Cuetzalan: las danzas, donde destaca la Danza de los Quetzales, que representa la cosmología indígena destacada por el magníficos penachos; la Danza de los Voladores, que inaugura las celebraciones a San Francisco, la de los Santiagos y la de los Toreadores, a cual más atractivas.

Fiestas

También pueden asistir a la Feria del Café, a la del Huipil y también a la Conmemoración del Día de Muertos, una de las más arraigadas entre la población local.

Finalmente es un beneplácito para el turista observar durante su estancia los coloridos de la indumentaria indígena de la región al comer en el mercado local y degustar los típicos vinos regionales de frutas como: maracuya, tamarindo, vainilla, mora o manzana en el Bar «El Calete», en el zócalo.

La comida se compone de una amplia variedad de platillos con un atractivo sincretismo de olores y sabores tradicionales de un buen plato de cecina ahumada con tlacoyos y hongos, que es parte de la magia de este pueblo maravilloso.

Más información: Cuetzalan. Un destino como ninguno

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