Hidalgo es uno de los estados de la República Mexicana que encierra una gran cantidad de atractivos turísticos dentro de su territorio, desde impresionantes sitios arqueológicos como Tula, pasando por construcciones de la época colonial como San Miguel Regla, hasta tradicionales ciudades mineras como su capital Pachuca, sin olvidar su agreste orografía, la cual le ha dotado de sitios en los cuales disfrutar de la naturaleza, como en el Parque Nacional El Chico.
Conforman su fisonomía 84 municipios, entre los que destacan Pachuca, Meztitlán, Tula de Allende, Zimapán, Tizayuca, Mineral del Chico, Tlahuelilpan, Mineral del Monte, Huasca de Ocampo, Huejutla, Molango, Tulancingo, Actopan y Ajacuba, sólo por nombrar algunos.
A Hidalgo, lo circundan tres cadenas montañosas, entre ellas, la Sierra Madre Oriental, así como los ríos Amajac, Meztitlán y Moctezuma, lo que ocasiona que en algunas partes su orografía se vuelva agreste, cualidad que muchos amantes del Turismo de Aventura han aprovechado para practicar deportes como el rappel, el campismo, la escalada, la pesca y caza deportiva, o bien para remontarse a las alturas mediante el uso de parapentes, ultraligeros y globos aerostáticos.
Pachuca y su Big-Ben
Hermano del conocido internacionalmente Big-Ben de Londres, el ya tradicional reloj de Pachuca llegó a coronar a la airosa ciudad, justo al cumplirse el primer centenario de la independencia de nuestra patria.
Fue en 1910, precisamente la noche del 15 de septiembre, cuando el entonces Presidente Venustiano Carranza, lo inauguró en medio de una verbena popular.
La torre en que se encuentra y que se eleva 40 metros, es de cantera blanca y se compone de cuatro cuerpos con cuatro fachadas idénticas; tiene arcos, columnas y hermosas esculturas, entre las que destaca el águila mexicana franqueada por grecas prehispánicas y varias figuras esculpidas en mármol con cierto aire romano que representan precisamente la libertad.
Además el reloj, que en la actualidad sigue vigente en todas las verbenas populares y políticas que se efectúan en Pachuca, es tomado como referencia al ubicarse en el corazón de la gran ciudad hidalguense, que no debe dejar de recorrerse a pie por quienes gustan de conocer acerca de la historia de la minería, ya que actualmente hay minas que son explotadas y permiten el acceso a los visitantes.
Pasado minero del Estado de Hidalgo
Pachuca cuenta con un importante museo dedicado a la minería, en donde el visitante conocerá las primeras técnicas de extracción de minerales, principalmente de plata, así como la organización de los trabajadores y esfuerzos de empresarios por reducir el número de accidentes dentro de las minas.
Las fotografías y documentos que se exhiben en el Museo de Minería, se refieren a la exploración geológica, explotación de minerales, beneficio de lo extraído, gremio de mineros y la seguridad industrial. Dentro de su colección, cabe destacar el primer estandarte del sindicato minero, las herramientas, equipo de seguridad, así como los documentos del primer tumulto de los mineros en 1776, principal antecedente de las huelgas obreras en el país.
En el patio y en los jardines del museo, se complementan los conocimientos con la muestra de un malacate, una grúa de vapor de aproximadamente 80 toneladas de capacidad y diversa maquinaria pesada, como una perforadora y un camión que transportaba los lingotes de oro y plata de la Hacienda de Loreto a los furgones del ferrocarril.
Otro importante sitio para visitar es la Casa del Conde Rule, edificio construido en 1890 por el acaudalado minero Francisco Rule. El inmueble fue adquirido en 1942 por el gobierno estatal y sirvió como Palacio de Gobierno hasta 1971, cuando se instaló aquí el Tribunal Superior de Justicia. Desde 1985 es sede de la Presidencia Municipal.
San Miguel Regla
Si bien Hidalgo tiene un rico pasado ligado a la minería, también cuenta con historias interesantes a través de sus conventos y haciendas, como es San Miguel Regla del siglo XVIII, probablemente una de las más famosas del estado.
Perteneció a Pedro Romero de Terreros, Conde de Regla; fue su lugar favorito de morada y su lugar de fallecimiento. Hoy en día es un moderno hotel que ofrece villas rodeadas de una atmósfera campestre muy apacible.
Además, esta hacienda ofrece diversas amenidades para la familia, como paseos a caballo por los alrededores de Huasca, poblado en el que se encuentra ubicada.
Naturaleza hidalguense
Para esparcimiento de todas aquellas familias que gustan de estar en contacto con la naturaleza, la entidad ofrece diversos parques nacionales con grandes atractivos, como es El Chico.
Localizado a 20 kilómetros de Pachuca y decretado como Parque Nacional en 1898, cuenta con una superficie de 2 mil 739 hectáreas. El paisaje de este parque se compone de escarpadas montañas cubiertas de bosques de oyamel, encino, junípero y pino. Entre las montañas se forman pequeños valles con impresionantes formaciones rocosas, como El Fistol, La Botella, Las Ventanas, La Peña del Cuervo, que en general son espléndidos miradores y sitios ideales para el campismo, la escalada en roca, paseos en caballo o bicicleta de montaña, entre otras cosas.
Existen también arroyos, cascadas y cristalinos cuerpos de agua como la Presa del Cedral, perfecta para pasear en lancha y practicar la pesca deportiva. Tiene un albergue alpino que proporciona servicio de alojamiento, estacionamiento para casas rodantes, zona para acampar, entre otras cosas.
Entidad custodiada por Atlantes
Uno de los sitios prehispánicos de gran importancia, no sólo de Hidalgo sino de México, es el centro ceremonial de Tula, de origen tolteca. Localizado a 2 kilómetros al norte de la ciudad del mismo nombre, en el cerro de «El Tesoro», este sitio es custodiado por imponentes guerreros de piedra: los Atlantes.
Tula fue asiento de la cultura tolteca desde el año 713 d.C., la cual tuvo una duración de 400 años, en los cuales destacados artistas, constructores y estudiosos de la ciencia plasmaron lo mejor de sus habilidades. Era tal la importancia de este pueblo, que los aztecas se hacían pasar por descendientes directos de los grandes príncipes de Tula.
En la actualidad, el visitante puede admirar estructuras como el Templo de Tlahuizcalpantecuhtli (Señor de la Casa del Alba), o Pirámide de los Atlantes, Este edificio tiene fachada de bajo- relieves de águilas que devoran corazones y tigres en marcha ordenada.
Un Chac Mol, que sostiene con sus manos un recipiente sobre su abdomen, recibe al turista. La parte alta esta coronada con los atlantes «cariátides», monumentales esculturas labradas con figuras de hieráticos guerreros de casi 5 m de altura, tocados con un gran penacho y amplio pectoral en forma de mariposa, que en la mano derecha sostienen un átlatl o lanzadardos.
Estas figuras, descubiertas entre 1941 y 1942 por el arqueólogo Jorge R. Acosta, eran los soportes aislados de un templo cuyo techo era sostenido por ellas.
A un costado, se encuentra el Coatepantli o muro de culebras, decorado con relieves de piedra policromados que representan serpientes devorando cabezas humanas y que forma parte de la mitología de Quetzalcóatl.
El Palacio Quemado es una construcción de varios recintos techados con columnas cuadradas y circulares que en su fachada cuenta con abundantes figuras que representan a sus sacerdotes o gobernantes, que parecen estar marchando en fila, así como banquetas decoradas con relieves policromados.
Como todo importante centro ceremonial, aquí también existe un juego de pelota, tlachtli o tlaxco, con relieves en estuco donde se ven jaguares, águilas y zopilotes devorando corazones y un «hombre-pájaro-serpiente».
Uno de los misterios y leyendas que enmarcan a Tula, es un legendario túnel, que según se dice, unía a la Catedral de la ciudad con esta zona arqueológica. De acuerdo a testimonios de personas que han entrado ahí, así como los hallazgos de quienes construyeron algunas casas en la zona, “su curso avanza por debajo del pasillo central de la catedral y al salir del templo vira a la derecha hasta desembocar en la calle Zaragoza, donde continúa su trayecto hasta los restos de la primera capilla de Tula”.
Esta zona se localiza a 76 km. de la ciudad de Pachuca y 94 km. de la Ciudad de México, de donde se toma la autopista México-Querétaro, para desviarse hacia Tula, vía Jorobas y puede ser visitada de martes a domingo de 09:00 a 17:00 Hrs.
Para un buen chapuzón en Hidalgo
Hidalgo tiene un clima que puede resultar demasiado caluroso y seco para algunos. Por ello, y para darse un buen chapuzón, esta localidad tiene una gran oferta de balnearios, cuya característica esencial en buena parte de ellos, son los manantiales y aguas termales que los alimentan, ideales para el descanso y la relajación.
La mano del hombre ha colaborado con la naturaleza y casi todos los balnearios naturales han sido complementados con modernas instalaciones: albercas, áreas verdes, sanitarios, restaurantes, vestidores, cabañas y hoteles que permiten al viajero disfrutar al máximo y prolongar su estancia en estos paraísos naturales.
Ajacuba es considerado uno de los mejores balnearios de Hidalgo; tiene una superficie de 5 hectáreas en las que hay nueve albercas -una de ellas con tobogán- con chapoteaderos y una extensa zona de juegos infantiles. Cuenta también con canchas de fútbol, básquetbol, gimnasio, pista de baile.
Atotonilco el Grande está a 3 kilómetros al norte del poblado del mismo nombre, cuenta con tres albercas, dos chapoteaderos, palapas, bungalows y aguas termales.
En Ixmiquilpan está el Parque Acuático El Tephé, que cuenta con alberca de olas, tobogán, aguas termales y áreas verdes. Existe un hotel para poder alargar la estadía en el lugar. Considerado un parque a la altura de los mejores del país.
En Huichapan se localizan El Paraíso, El Pathecito y Chichimequillas, todos ellos alimentados por aguas termales.
En Tecozautla se encuentra El Géiser, que se ubica en una pequeña depresión rodeada de anchos y escarpados cerros y es sin duda uno de los balnearios más interesantes de Hidalgo. Su principal atractivo es un géiser, potente chorro de agua a 80 grados, con alto contenido de azufre y que se eleva varios metros. Tiene albercas, chapoteaderos, saunas y cuenta con servicio de hotel.
Durante tu visita, no puedes dejar disfrutar de un exquisito paste, empanadas rellenas de comida dulce o salada, que le han dado fama a nivel nacional. Igualmente el mole y el pulque forman parte de la gran variedad gastronómica del estado, el cual a pesar de ser pequeño en extensión, guarda innumerables tesoros para todo aquel que se aventure a descubrirlos.
Descubra Hidalgo por si mismo, ya que esta localidad se encuentra a tan sólo un par de horas de la Ciudad de México y esta muy bien interconectada por una moderna infraestructura carretera. Estamos seguros que encontrará un sin fin de atractivos que dejaran satisfecho, aún al turista más exigente.
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