La flor de Nochebuena, tradición mexicana navideña

Flores de Nochebuena.
Flor de Nochebuena

Sebastián Verti, cronista de las Tradiciones Mexicanas, en su libro de igual nombre, menciona que los pueblos de Mesoamérica daban gran importancia al cultivo de las plantas y flores, de ahí que a los conquistadores les causara gran sorpresa los jardines botánicos que existían, como el de Chapultepec y Oaxtepec.

«En los tiempos de los grandes señores mexicas estos jardines fueron dignos de admiración por la gran variedad de plantas y flores que ahí se cultivaron. Todo este bagaje cultural del pasado, muestra la dedicación y el buen gusto de los hombres del Anáhuac por las flores».

De ellas algunas han sobrevivido hasta nuestros días. Especies de entonces, que no sólo han llenado los campos y jardines de México, sino que han traspasado nuestras fronteras para halagar con sus colores y perfumes a millones de seres de otros lugares del mundo, llevando en esta forma un mensaje de lo que fuera, hace muchos siglos, el México indígena», afirma el autor en la mencionada publicación.

Flores de Nochebuena, del rojo al amarillo

De ese gran número de especies cultivadas por nuestros antepasados, hay una que goza de gran prestigio internacional y que durante el invierno es muy conocida por el nombre de «Flor de Nochebuena». Se trata de un arbusto frondoso que pertenece a la familia de las eurforbiáceas, que alcanzan hasta seis metros de altura, con hojas grandes sinuadas (que dan vueltas) y con flores agrupadas en inflorescencias (orden con que brotan las flores de las plantas) protegidas por grandes y vistosas brácteas (hoja pequeña que nace en el pedúnculo) de color rojo intenso y en ciertas variedades seleccionadas, de color amarillo o blanco, las cuales segrega un jugo lechoso.

Nueva vida

Esta hermosa planta, cultivada con devoción por los aztecas y denominada por ellos como cuetlaxóchitl (flor de nochebuena) era el símbolo de la «nueva vida» alcanzada por los guerreros muertos en batalla. Florece especialmente en los meses de noviembre y diciembre, y en algunas partes hasta el mes de enero.

Aún cuando muy poca gente conoce la procedencia de esta flor, no deja de engalanar año con año cientos de hogares, sitios y avenidas, incluso, desde el siglo XIX formó parte del ornato de los templos europeos en las fiestas decembrinas, pues se sabe que la Basílica de San Pedro en el Vaticano, la noche del 24 de diciembre de 1899 se adornó con esta flor, y desde entonces año con año se lleva a cabo esta tradición, de ahí que se afirme que México aportó al mundo la flor de Nochebuena o «flor de Navidad«.

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