Los Murales de Calakmul

Mural La Señora Cielo del Norte.
Mural La Señora Cielo del Norte

Las primeras ciudades mayas fueron edificadas hace 3 mil 500 años en la costa del Océano Pacífico. En algunas de ellas como Paso de la Amada o La Blanca, se localizaron grandes plataformas y andadores en los que se congregaban multitudes; la cerámica encontrada en esos espacios rituales, revela el uso de gigantescos contenedores que mantenían calientes los tamales y enormes ollas de barro de color anaranjado para el atole.

En las plataformas rituales, los mayas bebían y escuchaban la voz de quien mandaba. Fueron «Los Tiempos del Poder de la Palabra», la palabra transformaba al mundo y lo tornaba humano. En el Mundo Maya la palabra significaba Poder, por ese motivo, el equivalente a rey se llamó «Ahau» y deriva de «Ahuat» que significa quien determina o quien grita.

Detalle del mural la Señora Cielo del Norte
Detalle del mural

Palabra y poder

Podemos apreciar el sentido práctico de aquéllas enormes plataformas en las que diversos estratos sociales del pueblo maya comulgaban y se recreaban bebiendo atole, comiendo tamales y escuchando «al que determina». En los inicios de la Civilización Maya, la Bebida Sagrada y el Poder estuvieron unidos en el gobierno, para los mayas históricos la palabra, fue también un vínculo con sus entidades divinas.

Los Murales de Calakmul se encontraron en un «andador» situado delante de una enorme plaza conocida como la Acrópolis Norte en la que circulaban mercancías, usos y costumbres. Era un espacio en el que coincidían individuos de diferentes clases sociales y, al igual que sus ancestros de Paso de la Amada o La Blanca, los habitantes de Calakmul se reunían alrededor de las plataformas para beber «atoles calientes”. Ésta práctica gastronómica aún está presente y arraigada en algunas comunidades y en ciudades mexicanas en las que es una costumbre consumir «atole caliente con tamales» en la calle o en las plazas.

Detalle del mural.
Detalle del mural

El atole sagrado

Los investigadores del INAH que están a cargo de las excavaciones y la conservación del mural, coinciden en que por vez primera en la Plástica Maya, se muestran escenas en las que aparecen personas del pueblo en sus actividades cotidianas. Y a simple vista pareciera que así es, que increíblemente, dentro de una Ciudad Estado Maya, «el pueblo» fuera representado en su cotidiano, comprando, bebiendo y cargando mercancías.

Considero que habría que ubicar que para los mayas, lo cotidiano era religioso y que lo que a nuestros ojos pudiera tratarse de un «evento social del pueblo» para el universo maya, es un ritual.

Al centro de la imagen, vemos a una mujer que porta un vestido azul transparente, delante de ella, otra mujer sostiene en su cabeza una enorme olla y a su alrededor hay 2 hombres y 9 jeroglíficos. Nosotros, sobre esta imagen, podemos pensar que pudiera ser… sin embargo, la palabra escrita nos dice qué es lo que es.

Detalle superior del mural.
Detalle superior del mural

La Señora Cielo del Norte

A continuación, tengo el gusto de compartir con ustedes uno de mis trabajos de investigación: la lectura, traducción e interpretación de los 9 jeroglíficos mayas que aparecen en un fragmento del Mural de Calakmul.

En la escena hay cuatro personas y nueve jeroglíficos. Tres enormes jeroglíficos están en la parte superior, cuatro detrás de la señora vestida con una translúcida túnica azul turquesa y otros dos, arriba del vaso que bebe el señor sentado detrás de la señora que porta la enorme olla en su cabeza.

Iniciamos con los tres grandes jeroglíficos (fig. 1):

Se trata de una frase Sujeto-Verbo-Complemento (SVC)

Transcripción:
«Ix» / JOY-ja / Bolom TUN-ni

Se leen:
Ix Joy Bolom Tun

Quieren decir:
Señora / encerrar en un círculo (comprometerse en un ritual de posición) / Nueve años de 360 días.

Figura 1

La interpretación es lo que nos va a llevar tiempo porque hay que poner esta frase en contexto con el resto del mural que aún no se ha excavado; sin embargo, a mi entender, no se relaciona con una imagen idílica donde «el pueblo disfruta del aire de la campiña» ya que en el Mundo Maya, todo es simbólico y lleno de significados y significantes.

Ahora bien, Ix es la palabra con la que los mayas designaban a la mujer y por extensión, a sus virtudes; los mayas, con este primer jeroglífico, nos indican que se trata de un acto que celebran las mujeres.

Ix es el Sujeto de la oración, el segundo jeroglífico, «Joy» es el Verbo y habla de un «compromiso» que algún Ahau (rey) o Sahal (noble) realizaba para «encerrar los ciclos» es decir, cumplirlos ceremonial y ritualmente, en este caso, el texto habla del Joy (compromiso) de la Señora sensualmente vestida con un translúcido vestido azul.

El número nueve en el mural puede simbolizar el cumplimiento del noveno ciclo o narra un evento que se realizaba en el contexto del Xibalbá (inframundo maya de 9 niveles), ese ciclo lleva implícita una ceremonia que consiste precisamente en comulgar con una bebida como se muestra en la imagen.

La mujer con la vestimenta transparente es una noble, está ataviada con jade pero no utiliza zapatos, eso es muy significativo ya que podría estar implícito que la noble desciende al nivel del pueblo para entregar esa bebida, pero veamos si eso es posible en función del texto jeroglífico que flota en sus espaldas. La frase jeroglífica está compuesta de 4 jeroglíficos que se leen de la parte superior a la inferior (fig.2):

Figura 2

¿Por qué Norte? El color Blanco en maya es también Norte y los mayas ubicaban lugares en el cielo que fungían como Portales para que a través de la danza ritual, los Ahauob y las entidades inorgánicas tuvieran contacto.

Los dioses mayas, participaban en los eventos humanos y ciertos lugares en el cielo eran portales que se abrían como un engranaje de una caja fuerte cuando coincidían las posiciones de los planetas y las de las estrellas con esos sitios en el cielo.

Es común que las mujeres de la nobleza maya retomen en sus nombres al cielo «Chan» y ya dijimos que el Norte es de color Blanco, con esta información podemos ubicar a la mujer de la nobleza maya como un ser relacionado con la Estrella Polar y la Osa Mayor, referentes en el Norte Maya.

El texto nos dice: Ul K´u U Ba Tza (c), «El Atole sagrado de la Señora del Norte». El señor de la derecha bebe con cuidado y arriba de su taza hay dos jeroglíficos que se transcriben y se leen (fig.3): K´ak´ U Ul y quieren decir «su atole caliente»

Entonces, el Atole es sagrado, está caliente y por ello se bebe apenas colocando los labios sobre el borde de la taza, sabemos que es sagrado y pertenece a la Señora del Cielo del Norte que por cierto, es una noble, pero el atole lo bebe el pueblo en una ceremonia donde las mujeres de la nobleza entraban en contacto con sus súbditos a través del alimento vital.

Espacio ritual

El Mural de Calakmul de la Señora Cielo del Norte fue descubierto en una excavación que en 2004 realizaron los arqueólogos del INAH en un «andador» en forma de banqueta que tiene una dimensión de un poco más de 200 metros de largo y se ha de excavado únicamente un fragmento del mural que fue pintado en los gloriosos días del ahau (rey) Yuknoom el Grande.

Concluyo que en este fragmento del Mural de Calakmul se narra un evento que realizaban las mujeres de la corte maya en comunión con el pueblo, compartían el “atole sagrado” recordando quizá ceremonias ancestrales ya referidas y es también un compromiso femenino que en aquella ocasión cumplía nueve años de realizarse o en su defecto, está relacionado con el Xibalbá, lugar donde hubo eventos antes de la Creación Humana y de donde también emerge el maíz para elaborar el Atole Ritual.

Así entonces, no es que se trate de un evento extraño y particular que no tiene referencia en el Mundo Maya, el mural tampoco muestra escenas bonitas de la vida cotidiana del pueblo sino más bien un espacio ritual en el cual convivían los distintos estratos sociales y quizá se desarrollaba también un comercio que nos es desconocido en cuanto a su talante y forma pero el espacio abierto invita a pensar en funciones comerciales y rituales donde las mujeres celebraban estos actos que a primera vista pudieran parecernos como asuntos lúdicos, humanitarios o compasivos, cuando en realidad se trata de una ritual que sometía las voluntades a través de las creencias.

Más información: Literatura y Mundo Maya

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