Shanghai

Ciudad de Shanghai.
Ciudad de Shanghai

A principios de los años noventa, el carismático líder del partido comunista chino, Deng Xiaoping, bajo la premisa de “un país, dos sistemas” decidió proyectar a su nación hacia la modernidad. La punta de lanza sería la ciudad de Shanghai, símbolo de la represión por parte de las concesiones otorgadas a extranjeros, con un pasado colonial y lleno de humillaciones hacia el pueblo chino. En tan sólo 10 años lograron cambiar la geografía de toda la región, creando así, de una zona pantanosa: Pudong, una ciudad devoradora de espacios y ávida de todos los récords.

Globalidad total

Nanginj Road. Shanghai.
Nanginj Road

El Distrito Financiero de Pudong, ha logrado su objetivo: convertirse en la Manhattan no sólo de China, sino del continente asiático. La isla está separada de la otrora tradicional Shanghai por el rio Huang Pu, transitado en forma permanente por cargadores y diversas embarcaciones comerciales y turísticas.

En ambas lados del rio las tradiciones y los medios de transporte como la bicicleta han quedado prácticamente en el olvido, los millones de habitantes de esta ciudad viven al ritmo occidental, lujosas boutiques, gigantescos centros comerciales, cafés y restaurantes de alto nivel han llenado las aceras de las grandes avenidas, dejando atrás las tiendas tradicionales de consumo chinas.

Centro comercial. Shanghai.
Centro comercial

Shanghai es una ciudad completamente globalizada y extremamente moderna. Los rascacielos se suceden, apenas se termina uno y ya comienza la construcción de otro más alto y más moderno. Los espacios vacíos están siendo ocupados con una rapidez nunca antes vista en la historia moderna; está de mas decir que la vida tradicional de la región esta en vías de extinción, sin tiempo para la nostalgia ni los sentimentalismos folklóricos, los templos y sitios históricos están siendo reemplazados por enormes centros de consumo masivo.

”El Bund”

Uno de los pocos lugares en donde se puede observar un poco la vida local, fuera de las presiones cotidianas, es el malecón de Shanghai, conocido como ¨El Bund¨ con una longitud de 4 kilómetros. Es el sitio en donde familias con niños y sus abuelos, amigos riendo y parejas, susurrándose al oído sin importar mucho las formas asiáticas, suelen pasear al caer la tarde, tomándose fotos frente al monumento de Mao Tsé Tung y detenerse a observar la maravilla moderna en que se han convertido los pantanos de Pudong, trayendo con el progreso la pérdida de tradiciones y la destrucción casi total de los Lilong, típicos barrios de la ciudad.

El Bund. Shanghai.
El Bund

Cuando llega la noche, las primeras luces de neón comienzan a iluminar el Skyline: decenas de rascacielos en donde la torre de la Perla de Oriente, de 468 metros de altura, con sus enormes esferas rosadas, es sin duda el icono de la ciudad, seguido de la Torre Jinmao.

Para acceder a “El Bund” desde Pudong, es recomendable tomar un moderno tren decorado con motivos futuristas y con túneles iluminados con colores eléctricos, que pasa por debajo del rio en apenas un par de minutos, de otra manera existen taxis, autobuses y el moderno sistema de metro.

Pagoda Longhua. Shanghai.
Pagoda Longhua

Nostalgia nocturna

Pasadas las horas, cuando la atmósfera nocturna invade totalmente al lugar, las primeras candilejas de “El Bund” se encienden y Shanghai ilumina con tonos más discretos y elegantes los viejos edificios, nostálgicos vestigios de las concesiones europeas, que bordean el malecón, resaltando las líneas y formas de estilo Art Decó que predominan en varios edificios diseminados por la ciudad.

Monumento a Mao Tsé-Tung.
Monumento a Mao Tsé-Tung

A pocas cuadras de “el Bund” se encuentra la calle peatonal Nanjing muy animada a todas horas, la iluminación de los comercios y espectaculares anuncios de neón le dan un ambiente especial durante la noche, surgen las marejadas de personas viniendo de un lado a otro como en una escena sacada de una película futurista, los restaurantes de comida china compiten con las grandes cadenas trasnacionales y los locales de masaje chino se repiten en todo lo largo de la avenida. Un masaje de pies es la mejor manera de terminar una jornada de visita a esta ciudad, donde futuro y presente se encuentran de forma inédita.

Más información: Oficina de Cultura y Turismo de Shanghai

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