Pocos lugares en el mundo gozan de una campaña de promoción turística tan antigua y efectiva como Verona. Una historia escrita por William Shakespeare y protagonizada por dos amantes inmortales: Romeo y Julieta.
El drama de Romeo y Julieta ocurrió en los meses de verano, por eso Verona en la época estival toma un color especial, de día bajo un sol radiante y de noche iluminada por actos culturales de rango internacional.

Tras las huellas de Julieta
Infinidad de turistas buscan las huellas de la leyenda. Llegan en frenéticos tours organizados, sin apenas tener tiempo para ver la llamada Casa de Julieta y fotografiarse en el supuesto balcón donde acontecieron escenas del drama.
En realidad, dicho balcón es del siglo XIX, así que difícilmente fue pisado por los jóvenes amantes. Pero la tradición manda. También es tradición ir hasta la estatua de bronce de Julieta y tocarle un pecho, pero ¿cuál? el desgaste del metal indica qué seno tocar, ya que se dice que así se garantiza que hallará el amor eterno.
Tras esos rituales, los turistas vuelven a sus autobuses y abandonan la ciudad. Sin embargo, Verona ofrece más atractivos.

Entre plazas, palacios y pinturas
Quienes disfruten de una estancia prolongada en Verona, caminarán sin prisa por esta ciudad de la región del Veneto, admirarán sus palacios, las numerosas estatuas diseminadas por el casco urbano, también degustarán sus afamados risottos en cualquier restaurante o simplemente dejarán pasar la tarde en una terraza bebiendo un vino, recordando la visita a alguno de los museos artísticos y arqueológicos de la ciudad.
Pero para aquéllos con poco tiempo es imprescindible saborear la atmósfera de sus dos principales plazas y calles colindantes. Pasear entre las plazas Bra y delle Erbe te sumerge en el corazón del casco antiguo, mientras aparecen ante tus ojos y cámaras los edificios más insignes.

Sin duda, el espacio más hermoso es la Plaza delle Erbe. Aquí está el Palazzo della Ragione (en español, Palacio de la Razón) y junto a él se elevan los 84 metros de la Torre Lamberti, a cuya cima se asciende para otear la panorámica de la urbe.
En la misma plaza llaman la atención las Casas Mazzanti, con fachadas ornadas de pinturas mitológicas. Estas pinturas cumplían una función decorativa y protegían la fachada ante las inclemencias meteorológicas, y son de las pocas que quedan en la ciudad. Pero las crónicas relatan que Verona durante el Renacimiento se conocía como la urbs picta (ciudad pintada) debido a las muchas casas que poseían este tipo de repertorios pictóricos.
No acaban aquí los reclamos de la plaza. También está el Palacio Barroco Maffei, la Torre de la Horas, los Arcos Scaligere que son un curioso conjunto funerario de estilo gótico o la estatua de Dante Alighieri que se refugió en Verona exiliado de su Florencia natal.

Pero hay prisa y hay que seguir el paseo hasta la plaza Bra. Para ello se recorre la Via Mazzini, abierta en el siglo XIV para unir ambas plazas y que hoy es el centro comercial más glamuroso de Verona. Así se llega hasta plaza Bra, un enorme espacio urbano dominado por el monumental Palazzo Barbieri y las arcadas del cercano anfiteatro romano, mundialmente conocido como la Arena de Verona.
La Arena y el verano lírico
Verona, como es común en Italia, se originó en tiempos de la civilización romana. Y de aquel pasado hay cuantiosos vestigios en sus calles.
El que más llama la atención es la Arena de Verona, un gigantesco anfiteatro del siglo I, que desde hace dos milenios sigue en pie, resistiendo conquistas, guerras y terremotos. Hoy, el anfiteatro es visitable y uno de los símbolos de la urbe, ya que ahí, desde 1913, se celebra un Festival Lírico que reúne las más fastuosas óperas del momento, con magníficos montajes escenográficos que incrementan su atractivo al desarrollarse en un lugar con tal historia. Aquí todos los veranos suenan Verdi, Mozart o Puccini y las voces de los tenores y sopranos más prestigiosos.
No obstante, hay más monumentos romanos, como las antiguas puertas de la ciudad, la Porta Borsari y la Porta dei Leoni. También, se mantiene, aunque infinidad de veces restaurado, el Ponte Pietra que desde el siglo I une las dos orillas del río Adigio. Y cerca del puente está el Teatro Romano.

También este vetusto espacio conserva su función original, y todo el año abre sus puertas para disfrutar de representaciones teatrales, pero desde luego es en los meses veraniegos cuando alcanza su máximo esplendor.
Desde 1913, alberga el Festival Lírico Arena di Verona, con producciones de Aida, Turandot y La Traviata bajo las estrellas. Más información y boletos en arena.it.
Shakespeare, siempre presente
El Festival Estate Teatrale Veronese continúa siendo el segundo más importante del mundo dedicado a Shakespeare. Incluye nuevas versiones de Romeo y Julieta y El sueño de una noche de verano, con funciones en el Teatro Romano. Detalles en estateteatraleveronese.it.
Cómo llegar y cuándo ir
Verona está conectada por tren y autopista con Milán (1h 30), Venecia (1h) y Roma (3h). El aeropuerto Valerio Catullo (VRN) ofrece vuelos directos desde las principales ciudades europeas. El verano sigue siendo la mejor época para visitarla, aunque la primavera y el otoño ofrecen una Verona más íntima y menos concurrida.
Más información: VisitVerona.it | DMO Verona Official Tourist Board site